Movilidad exterior
Cada cierto tiempo escribo un e-mail a gente con la que he estudiado o trabajado. A esos e-mails los llamo «Cuadernos de campo» y empezaron cuando estuve unas semanas trabajando en un sitio bastante peculiar. Estos «cuadernos» suelen tratar sobre anécdotas que voy teniendo en el mundo laboral, incluido cuando estuve en el paro. El último cuaderno que escribí hace poco trataba sobre mi próxima aventura laboral, y voy a poner aquí parte de lo que escribí:
«Movilidad exterior» es un concepto que escuché hace unos días a la ministra de trabajo del Reino Bananero de España. Quizá el ministerio de trabajo sea el más inepto de todos viendo sus resultados, pero tienen suerte de no cobrar por objetivos.Después de este dardo gratuito, aunque merecido, conviene explicar a qué viene este concepto de «movilidad exterior». Como sabréis no es más que un eufemismo para tapar la realidad de un éxodo masivo de jóvenes y no tan jóvenes al extranjero. «Fuga de cerebros» le llaman otros… Bueno, no siempre es así.En mi caso quizá podría tratase de «fuga de neurona», considerando que sólo tenga una. ¿Qué estoy diciendo? Sí, lo voy a decir alto y claro (en negrita, vamos): Me voy a vivir a Dublín el mes que viene. Y por suerte me voy ya con un puesto de «software engineer», que por aquellas latitudes sigue habiendo mucho trabajo en el mundo de la informática.¡¡Boooooomba!! Bueno, algunos ya sabíais que tenía la oferta, pero ya he firmado el contrato. No ha sido nada fácil tomar la decisión porque en mis 31 años de vida nunca he estado más de 30 días seguidos fuera de Zaragoza, y no más de 10 en el extranjero… Y no para trabajar precisamente. Esperemos que todo salga bien.