Partido Cachondo
Hace unos 20 años (caramba qué viejo soy), cuando mis hormonas estaban un pelín alteradas, se me ocurrió que debía fundar con mis compañeros de clase el Partido Cachondo, un partido político.
Es una pena que no guarde los papeles de aquella época, porque las burradas que decíamos y escribíamos en aquella época eran impresionantes. Sí, escribíamos mucho… Hasta teníamos “chats” en papel, ya que a finales de los 90s raro es el que tenía móvil.
Nostalgias adolescentes aparte, estamos en un momento político en el que una broma como el Partido Cachondo sería capaz hasta de gobernar. ¿Cómo triunfaría un partido así? Por ejemplo soltando mentiras a través de WhatsApp, la verdadera red social de la tercera edad, donde un alto porcentaje de usuarios se creería las memeces y manipulaciones enviadas.
Una buena campaña de marketing y la estupidez de un buen número de votantes puede hacer que un auténtico disparate ideológico se convierta en un referente y alternativa de gobierno. No importa si te financia un grupo terrorista o si tienes cadáveres (literalmente) en el armario, siempre habrá gente dispuesta a tragarse cualquier gilipollez dicha con gracia o con sobredosis de eufemismos.
¿Exagero? No lo creo. En este tema no. Quizá sí que debería existir ese Partido Cachondo y yo debería ser el Fistro General de dicha formación. Al menos así estaría seguro de que mi partido sí que sería un chiste, otros actualmente también lo son pero a ellos sí que los veréis en el parlamento. Yo me quedo con mis chistes.

Ultima línea del tercer párrafo: Debe ser MEMECES, no mereces.
El autocorrector a veces tiene estas cosas…