Handmen’s tale
En los últimos días hemos visto como el país «faro de la libertad» retrocedía 50 años en la cuestión del aborto. Parece un paso más en la construcción de la distopía en la que se está convirtiendo nuestro futuro.
Tampoco es algo que deba extrañarnos. El fundamentalismo religioso, se llame como se llame su Dios o Dioses, siempre ha estado controlando el poder civil o haciendo todo lo posible para controlarlo e imponer su agenda.
Dicho esto, hagamos un ejercicio de imaginación. Se estima que en algún momento del siglo XXI la población mundial alcanzará los 10.000.000.000 de personas. Ahora mismo estamos casi en los 8 mil millones. Semejante cantidad de población puede llevar al colapso.
Imaginemos entonces, como pronostican algunas teorías «conspiratorias», que llega el punto en el que se hace imprescindible reducir el número de habitantes de este planeta. ¿Cómo lo hacemos? Recordemos que estamos en un ejercicio de imaginación y hoy vamos a fijarnos en el género masculino.
La conclusión que se obtiene es que todos los varones, hombres o personas de género masculino, como cada cual les quiera llamar, deberán estar vasectomizados sin excepción. Únicamente se revertirá la vasectomía en el caso de que se considere que la persona en cuestión tenga un nivel socioeconómico aceptable para criar hijos y que no tenga «taras» genéticas.
De la misma manera, si se detecta que una persona ha tenido descendencia sin que lo tuviera permitido, dicha descendencia pasará a ser propiedad del Estado. A toda esta serie de medidas extraordinarias le pondremos un nombre eufemístico y ya de paso un tanto épico y con rima: «Plan de selección humana natural para asegurar el futuro mundial».
Hasta aquí vamos a llegar en nuestro ejercicio de imaginación por hoy. Cada cual es libre de seguir con esta idea donde quiera o de llevarla a Netflix para hacer una serie bizarra.
¿Parece absurdo legislar sobre lo que hace un hombre con su cuerpo? ¿Parece distópico, nazi, autoritario? Tan absurdo como regular lo que hace una mujer con su cuerpo… Y da la impresión de que eso último no vamos a dejar de hacerlo.