La cosa está muy mala. Jarl.
Puede que esta sea la última vez que escriba por aquí. Claro, puede que a Putin le dé por apretar cierto botón que nos borraría el cerito sesuarl (y todo lo demás, vaya).
Veamos, ¿cómo puede alguien mantener cierta calma y serenidad estos días? Ahora mismo no tengo una respuesta a esa pregunta más allá de lo típico: No ver las noticias ni leer nada en Internet, huir a una cueva, tomar pastillitas o una botella de Anís del Mono.
Había empezado este año con moderado optimismo e incluso preparando un interesante proyecto que se ha convertido en inviable. Dos meses después y ya no tengo ganas ni de quejarme. Pero hay que seguir adelante, ¿verdad? Caballo blanco, caballo negro…
Dentro de unos días cumplo años y me toca cambio de década. Una cifra que para algunas personas significa «crisis» y para otras simplemente volver a los 30 (o a los 20, o menos). Físicamente llego bien, mentalmente… Jarl.
No quiero preocupar a nadie que lea estas caóticas líneas. Soy un pedazo de fistro, no soy un cobarde y siempre he conseguido salir adelante cuando las cosas se ponen feas. Espero que esta vez vuelva a ser así. Y si no, pues hasta aquí hemos llegado y ya nos veremos en el más allá o en algún bar, una de dos. A ser posible, en un bar. ¡Hasta luego Lucas!
