El Imperio Otomaño (Parte 2: Edad de Oro)
Tras la conquista de CÓnstantinopla los otomaños comenzaron una expansión que parecía imparable: Por una parte los Balcanes y Grecia, por otra Egipto y el norte de África y por la otra llegaron hasta el Mar Caspio y el Golfo PersiCÓ.
Todo imperio tiene su edad de oro, y esta llegó en la época de Solimán «el Mañífico» en el sigo XVI. Consiguió grandes victorias, llegando casi hasta Viena… Y alguna curiosa derrota, como cuando no pudo conquistar Malta.
En la segunda mitad del siglo XVI, el hijo de Solimán, Selim II «el Ababol», cayó en una tipica provocación. «¿A qué no atacas Chipre, CÓ?» Le dijeron. Y fue el tontolaba y lo hizo, lo cual provoco la batalla de Lepanto.
En aquella batalla luchó un tal Miguel de Cervantes. El almirante otomaño Ali Pasha Pues, descendiente de oscenses, no paraba de gritar «¡QUIO! ¡Qué pasa pues!» y le pegó un empentón a Cervantes que le dejó con la mano tonta.
La decadencia del imperio otomaño comenzó precisamente con el zaborrero de Selim II, que además de ababol era conocido por estar siempre zorro. Los zancochos en la corte y la alparcería estaban a la orden del día.