Sumtyls – Parte 3
La página web que apareció tras teclear bit.ly/2DDMspI no parecía algo peligroso, sino más bien infantiloide. Con un diseño más bien espartano y con el mismo escaso contenido escrito en inglés y en español y una dirección de email.
La frase en español decía: «No te preocupes, esto no es una secta religiosa. Sólo quiero que juguemos a algo divertido. Envía un email a la siguiente dirección y dime dónde vives (el municipio es suficiente)». A Irene esto le olía a cuerno quemado.
Después de pensarlo unos segundos, Irene cerró el navegador y apagó su ordenador. Toda esta historia le había hecho gracia en un principio al encontrarse la botella de whiskey irlandés. Casualmente ese sábado era el día de San Patricio, el patrón de Irlanda.
Fueron pasando las horas y no fue hasta después de comer que apareció Cristina, la compañera de piso de Irene. Por lo visto, había tenido que ir corriendo por la mañana a cubrir a una compañera de trabajo que no había podido ir a trabajar, probablemente por culpa de una resaca.
Cristina, muerta de hambre, se tomó un bocadillo de sabadiego descomunal antes de tirarse a la cama para echarse la madre de todas las siestas. Irene observó divertida como su compañera y amiga devoraba aquel bocadillo y después comenzó a ver una típica película de sábado por la tarde en la televisión.
Al llegar la noche Cristina se levantó de la cama cual vampiro que sale a pasear saliendo de su ataúd. Esa noche habían quedado con otras dos amigas en el Trisquel. Esa noche a una quinta amiga le tocaba trabajar allá como camarera ya que iba a tener lugar la fiesta de San Patricio. La noche prometía ser interesante.
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