Presumir de bandera
Los nacionalismos que miedo me dan. Esto viene de la canción «El extranjero» de Bunbury de hace casi 20 años. Probablemente sea la canción suya con la que más me identifico en estos momentos.
Canciones aparte, el nacionalismo es un cáncer. Los himnos nacionales son, en su mayoría, una alegoría de la guerra. Las banderas, un trozo de tela con colores que se utiliza para tapar las vergüenzas de un determinado país o región.
¿Acaso una persona es mejor por tener un pasaporte español, sueco o venezolano? ¿Por qué carajo hay que sentirse orgulloso del lugar donde uno es sólo por el hecho de haber nacido allá? Yo me siento orgulloso de mi pareja, de mi familia, amigos, hasta de mí mismo (a veces).
El hecho de ser español (y zaragozano, y aragonés) para mí es anecdótico. Claro que le tengo cariño a mi tierra, a pesar de tener una relación de amor-odio con ella, pero eso no me va a hacer enarbolar una bandera y defenderla a capa y espada sin importar la cantidad de mierda que esté tapando.
El caso que más me hace hervir la sangre es el neo-nacionalismo español que ha surgido en los últimos tiempos. O igual no es tan nuevo, ya que a pesar de que en España dicen que el franquismo acabó hace 40 años yo no lo tengo tan claro. La podredumbre está instalada en el sistema y no se va a ir de un día para otro.
Pero quiero ser optimista. Voy a acabar con otra canción de que me ha gustado especialmente, y viene del Carnaval de Cádiz de este año. Los Carapapas enumeran una serie de cosas con las que hay que terminar antes de «presumir de bandera». Me apunto, si se cumple lo que piden Los Carapapas sacaré una bandera a pasear.