Viaje a Praga
El pasado mes de junio fuimos al segundo viaje al extranjero de la temporada. Los viajeros, los mismos que en Portugal: Pablo & Debora. El destino en esta ocasión era la capital de la República Checa: Praga.
Fue un viaje de aproximadamente 72 horas, o lo que viene siendo 3 días. De hecho al llegar compramos un bono de transporte de 72 horas por 310 coronas (unos 11.50 €) que valía para el bus, tranvía, metro y funicular. En Praga predomina el tranvía, y es el medio de transporte que más recomiendo para visitar la ciudad.
Nos alojamos en el hotel Theatrino, que estaba un poco alejado del centro pero a 100 metros de la parada del tranvía. Un sitio tranquilo, con buen precio y un buen desayuno buffet. Adoro ese tipo de desayunos en los que te encuentras en la mesa con un café, unos cereales, embutido o un revuelto de huevos con salchichas checas.
Tres días en Praga da para visitar prácticamente todo lo que merece la pena. Es decir, la parte antigua de la ciudad, la ribera del Vltava y la zona del Castillo. Nos dedicamos a dar vueltas por la ciudad a tranvía y a pata, aunque también hicimos un breve crucero en barco y subimos en el funicular de Funicular de Lesser Town.
La arquitectura en las zonas más turísticas es digna de ver. A la orilla del Vltava todos los edificios suelen estar decorados tanto en la puerta como en la fachada con muy diferentes motivos. Ojo! Al salir de las zonas más turísticas hay barrios y zonas decadentes a más no poder. A veces da la sensación de volver atrás en el tiempo a la época comunista que tuvieron los checos.
Hablando de comunistas, fuimos a ver el Museo del Comunismo. Un sitio pequeño pero curioso, donde deja claro que los checos no guardan ninguna simpatía a la época que vivieron hasta finales de los 80… También varios restos, incluyendo el barrio judío, recuerdan otra época muy negra en la República Checa justo anterior a la llegada del comunismo.
Al margen de la historia, la comida y bebida en Praga es excepcional. Portugal había dejado el listón alto en cuestión de comida, pero la verdad es que los checos tienen un don especial para la cocina. Además de su típico goulash, carnes o embutidos, se preocupan en copiar la cocina de otros países. Comimos unas pizzas mejores que las que hemos comido en muchos restaurantes italianos.
La bebida es buena y barata. La cerveza checa es de las mejores que hay, y si te sales un poco del circuito turístico te puedes tomar tranquilamente una jarra de medio litro por menos de un euro. Ojo con la cerveza que algunas son potentes. También tienen licores de varios tipos, incluso absenta, aunque no me dio por probarlo. Eso sí, nos llevamos unos cuantos licores para la vuelta 😛
Mi conclusión. Praga es una buena elección para un fin de semana largo o puente. Es un sitio donde se puede comer y beber bien, y también es recomendable para juerguistas y despedidas de solter@ (alcohol barato y los bares/discotecas cierran a las mil…)