La muerte de un cefalópodo
Esta mañana he leído por varios periódicos digitales, twitters y demás medios de información inmediata que el pulpo Paul había muerto. No puedo evitar sentir cierta lástima por la muerte de un animal, aunque sea de una especie que yo he comido o cenado.
Esta mañana he leído por varios periódicos digitales, twitters y demás medios de información inmediata que el pulpo Paul había muerto. No puedo evitar sentir cierta lástima por la muerte de un animal, aunque sea de una especie que yo haya comido en mi vida.
No obstante, después de la lástima me ha venido la pregunta: ¿Por qué es tan importante esta noticia? Claro, se supone que este pobre cefalópodo «predijo» la victoria de España en el último mundial de fútbol… Aunque no fue infalible en sus predicciones anteriores.
Toda la historia alrededor de Paul ha sido, al final, una grandiosa estrategia de marketing para el acuario que le acogía. De hecho, lo va a seguir siendo. Y no estamos hablando de que un país bananero quiere sacar tajada de todo esto, sino de los alemanes. Curioso.
Visto lo visto, voy a anunciar que mi perra Diva predice los resultados futbolísticos según el árbol donde hace sus necesidades…