Los peligros del autónomo «casero»
Llevo unos 2 meses de autónomo y se aproxima una de las fechas marcadas en el calendario tributario: Cierre del primer trimestre. O visto de otra manera, aplicar el principio de «las gallinas que entran por las que salen» para liquidar el tema del IVA. Espero no meter la zarpa.
Dejando al lado el tema tributario, he ido constatando durante este tiempo algunas de las bondades de ser autónomo así como algunos de los… Vamos a llamarle «peligros». Porque en este fascinante mundo de la autonomía laboral hay otras circunstancias peligrosas además de todo lo que rodea al dinero.
Ser autónomo y trabajar en casa es cómodo, demasiado cómodo. Sobre todo, se agradece no tener que tragarme 25 km. diarios de coche. Sin embargo, plantarte delante del ordenador en pijama y/o pantuflas a veces no es tan sencillo. ¿Cómo? ¡¡Pero serás cabronazo!! Ya me insulto yo mismo, pero insisto en que no es fácil.
En mi vida anterior (hace pocos meses) los días y las horas tenían otro valor. Ahora, si me tengo que poner a darle a la tecla más allá de las 7 de la tarde, o un sábado o un domingo no me da tanta pereza, aunque ya veremos en verano 😛 Eso es otro peligro, que intento solucionar con un horario más o menos fijo.
Otro peligro, o al menos algo que da una imagen rara, es el hecho de no tener una oficina para recibir visitas. De momento no he tenido mucho problema con ello, pero sospecho que no a todo el mundo le gusta quedar para tratar sobre un proyecto en la mesa de un bar. Para mí no es un problema, ni debería serlo nunca 🙂
Para acabar con el tema de los peligros, y por no extenderme más de la cuenta, hay otra sensación desagradable que de vez en cuando ronda por la cabeza: Estás solo ante el peligro. En mi caso no estoy exactamente solo, pero sí que hay momentos puntuales en los que echo en falta que algun@ de mis ex-compañer@s esté al lado para echarme una mano (no al cuello, necesariamente).
De momento, lo llevo bien. Espero seguir sorteando los peligros y que no me hagan un roto como a esta iglesia en el pueblo viejo de Belchite
Futuro gran empresario. Tu tipo de trabajo te permite tener un despacho en la propia casa, habilitando una habitación para uso laboral, donde puedas recibir visitas si lo precisas. Lo importante es poner en los platillos de la balanza las ventajas y los posibles problemas. Si pesan más las ventajas, los problemas tienen siempre solución. Por otra parte tienes que tener en cuenta que estás empezando a construir tu futuro profesional y los comienzos suelen presentar algunos pequeños inconvenientes, pero cuando vas consolidando ese futuro y aumentando tu capacidad económica, puedes pensar en nuevos espacios laborales. De momento, lo mejor es consolidar tu posición y hacerte necesario a tus clientes.