El día de la marmota
Algunos días me voy a la cama pensando que el día entero ya lo había vivido incluso más de una vez. Es una sensación que no creo que sea extraña para el común de los mortales, ya que por desgracia muchos días se repiten de manera casi exacta.
Por una parte, está bien eso de tener cierta rutina y predictibilidad (espero haber escrito bien esta palabra). Por otra parte, me extraña mucho que los días se repitan tanto ya que desde que soy autónomo los días pueden variar desde día paradisíaco (raro) hasta día infernal.
Un día marmotero suele ser así:
- Me despierto antes de las 8 y tomo un buen desayuno.
- Enchufo el portátil y suelo descubrir que sigo sin recibir respuesta a e-mails que había mandado el día anterior (o antes).
- Empiezo a trabajar a ritmo creciente hasta media mañana.
- Paro a tomar un breve almuerzo y café. Es en este momento, que a veces no son más que 5 minutos, cuando suelo recibir llamadas y/o e-mails.
- Ritmo decreciente de trabajo hasta la hora de la comida.
- En la hora de la comida, la posibilidad de llamadas o e-mails vuelve a ser elevada.
- De nuevo ritmo creciente de trabajo hasta que paro (si me acuerdo) a tomar algo de fruta a media tarde.
- El ritmo creciente se interrumpe con alguna llamada o e-mail inesperado. Entonces hay 2 opciones:
- Non-stop de trabajo hasta la hora de cenar que a veces se alarga más allá de la cena.
- Mando todo a escaparrar y me dedico al ocio.
- El último paso no tiene mucho misterio: Cenar, alguna serie/película, dormir.
Hoy no está siendo un día muy marmotero ya que si no dudo que estuviera escribiendo estas líneas. De todas maneras, los pasos 4 y 6 se han cumplido como de costumbre. Dentro de un rato ya veremos si me voy por la opción 8.a o por la 8.b. Sea como sea seguro que dentro de poco podré volver a decir aquello de…