La herencia recibida (en programación)
El post de hoy viene inspirado por un tweet que he leído esta mañana (https://twitter.com/idiot/status/519091824682881024) en el que se incluye esta viñeta:
Encontrarte con código ajeno, especialmente con el de alguien que ya no trabaja en la empresa, es una de las mayores pesadillas de un programador. Yo llevo unos 8 años sufriendo este problema en mayor o menor medida y desconozco cuantos años otras personas tendrán que sufrir mi «legado».
En mi primer trabajo, en el que heredé código bancario (COBOL), llegué a encontrarme con programas que databan de los años 80 e incluso anterior. Era lo que podíamos llamar arqueología del código, en el que además la documentación estaba en alemán. Cabe destacar que mi nivel de alemán es cercano a nulo.
Ese no fue el sitio donde me encontré el peor código, ya que con los años he visto que a pesar de sus limitaciones COBOL o sus derivados son fáciles para programar. Eso sí, tenía su gracia dejar tu sello en ese código ancestral, como si echaras una firma en uno de los ladrillos de una de las maravillas del mundo antiguo.
Cuando cambié a programación web, he ido viendo que los «estratos» o capas que iba dejando cada programador combinado la rápida evolución tecnológica hace que las aplicaciones lleguen a un punto que son imposibles de mantener. Con suerte, en alguna ocasión, se vuelve a empezar de cero y cuando eso pasa llegas a sentir la agradable sensación de crear algo nuevo.
Soy de los que cuando tiene tiempo para crear (difícil en este mundo) intenta crear algo bonito. Algo que si otra persona hereda en el futuro lo vea y por lo menos no tenga la necesidad de maldecirme. En ocasiones esas maldiciones las he oído directamente. En otras ocasiones a veces me pita el oído izquierdo…