Paradojas
Hace ya unas cuantas semanas que no escribo por aquí. Y no ha sido por falta de ideas, sino más bien por todo lo contario. Es decir, mi cabeza ha estado produciendo demasiadas ideas últimamente. La mayoría de estas ideas han sido buenas, otras pocas han sido inquietantes.
Quizá lo más destacado de estas últimas semanas fue el viaje que hice a España. Un viaje que quizá no debería haber hecho en julio por el exceso de calor, pero ya tocaba hacerlo. Entre otras cosas porque no pasaba por allá desde navidades… Pero bueno, vamos a suponer que mi familia me quiere igual.
Al volver de este viaje empecé a plantearme varias cosas. Lo primero suele ser cómo veo mi retorno a España, que lo veo cada vez más lejano. Lo segundo fue el hecho de que allí me sentía en casa pero a la vez tampoco. Lo curioso es que en Dublín siento lo mismo: Me siento en casa y a la vez tampoco.
Es curioso ver como los tópicos del emigrante se van cumpliendo, uno a uno. En este momento no me veo «echando raíces» en un sitio concreto. Quizá necesito unas raíces flotantes para irme transplantando donde me apetezca, o quizá simplemente eso de echar raíces es una soberana estupidez.
¿Conclusión? Ninguna, de momento. De momento las cosas van bien, eso es lo más importante 🙂
Me alegro de que estés contento.